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Mr Bloack - El ojos de sombra - Hanna Mirando Verdugo

Mr. black-el ojos de sombra

Era de noche… obscura y tenebrosa.
Yo por supuesto, no me había tragado la historia por completo acerca de esa iglesia disque en ruinas, que según temían se encontraba en el pueblo.Claro que como todo buen periodista, tenía que investigar acerca del caso, fue entonces cuando yo emprendí la búsqueda de aquella fría iglesia.

Después de meses, conseguí dar con la dirección, pues con mis ingeniosas ideas logré descifrar el lugar: 311 de la calle Lord Camember, junto a la fuente de lama y disfuncional, colocada en medio de la zona abandonada del pueblo, donde las campanas de la iglesia siguen sonando al dar las doce, nadie quien las toca… y es por eso que yo estoy aquí.

Ya he llegado al lugar, me reciben los cuervos que parecen querer arrancarme los ojos y dejarme vacío, y las ramas deshojadas tiesas y frías de parecido fantasmal. Al lugar se le denomina con un cartel viejo y decolorado en el que pareciera decirte.

-¡NO ENTREN! ¡ALÉJENSE! ¡CORRAN! ¡PELIGRO!

Al momento de entrar a la iglesia, el clima se vuelve denso, un poco sofocado; no soy fácil de convencer, pero esta vez lo admito, el lugar es tenebroso, me hace temblar los huesos. -¡Comienza a tomar nota!-me digo- igual sólo te irás si lo haces rápido repito; cuando de repente a la distancia se oyen pasos húmedos, luego gritos, que hicieron que confirmara irme; pues no creo que haya sido acto de mi sensibilidad. Lo hice, no dudé en escapar, corrí por entre la hierba espesa, sentí que una sombra me perseguía, me sudaban las manos. Después de correr, logré llegar a casa, para sólo acostarme y prepararme para la mañana. Me sentía aliviado y a la vez, aterrado. Posteriormente fui a entregar las nota al periódico, atravesé por entre los niños del parque, el puesto disquero y la Van como siempre, solo que esta vez fue… raro. Por fin llegué, sin más dudas, las entregué. Llegó el editor y el gerente sólo me dijeron:

-Peeter, nos da mucho gusto trabajar contigo, pero… ya nos han entregado las notas, alguien llamado Mr. Black, y te has esforzado mucho, lo sabemos- dijo el gerente con su voz ronca-pero no… sé si esto deba seguir así.

Desanimado, salí del lugar, tenía que continuar con mi día, pensé, pero la verdad estaba abatido, no sabía qué hacer, así que sólo caminé. Después de caminar, caminar y pensar, me puse a analizar: quién habrá sido más valiente que yo para ir al lugar poco antes, o incluso de pasar desapercibido en la iglesia ¿Quién era? Yo no vi a nadie, que yo recordara. Estoy en eso cuando de repente, otra vez, comienzo a sudar, mi rostro, mis manos, ¡No puedo respirar! Es como si algo me apretara con fuerza, con intención de asesinarme; resuenan en mi cabeza los pasos húmedos, los gritos y pensamientos que no puedo entender, me mareo ¡Estoy asustado! Todo eso se detiene, ahora sólo percibo unos fríos y silenciosos ojos… que no dejan de mirarme, sin ninguna pausa, no los encuentro, me siento confundido -ja- suspiro… Ahora lo sé, toda mi vida estuvo buscándome, y ahora está aquí por mí… debo entregarme a ÉL sino… rezar no me servirá de nada… ni para mí, ni para tí jaja.

                                                                   FIN
                                                                15/12/14


Hanna Miranda Verdugo
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