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Y el fin del mundo - Hanna Miranda

En el fin del mundo

Y para una persona que había nacido en el fin del mundo, solía ser impensable que las cosas que ella observase y apreciara, vivieran todo el tiempo con ella, para estar a su lado y verla crecer.

Y resultaba bastante triste pensar en no volver a sentir las hojas de los árboles cuando paseaba en aquella carcacha con la que tuvieron suerte de haber encontrado gasolina para echarla andar.

… Pero era aún más triste pensar en que ya nunca más lo volvería a ver.

Que ya nunca me contaría más chistes malos sobre comerse los relojes y de consumirse el tiempo. Ni estaría ahí para mí cuando dí mi primer beso con alguien que después murió; no estaría ahí para consolarme para lo que ocurrió más tarde.

Tampoco me hablaría de lo bien que jugaba fútbol su hija ni de cuánto le costó convencerla de cortar su largo cabello rubio miel lacio que tanto le gustaba…la cual siempre le contestaba «cortarme el cabello hará que al correr en el campo parezca una pluma» y acto seguido se dejaba la mirada en un punto perdido, recordando y recordándola a ella.

Probablemente yo no era tu hija y tu no eras mi padre, pero eras mi familia, incluso la única que me quedaba. Tu imagen, siempre quedará en mi memoria, como la de alguien que fue mi padre en otra vida.

Y por eso te escribo esta carta, para pedirte perdón, por haberte pedido que te levantaras al estar derrumbado, tal vez no querías que te viera o quizás no querías que te dejara solo, pero créeme que mirar o no mirar fue una decisión difícil, pero no, no es por eso que quiero disculparme, quiero pedirte que me perdones…porque el odio que tengo dentro de mí desde que te fuiste, o más bien dicho, desde que te forzaron a irte, no lo dejaré ir o por lo menos por un largo largo tiempo.

Te extraño muchísimo, y sé que un día podré verte felizmente con tu hija.

Pero si estas leyendo esto, es porque he decidido que ellos ya no serán humanos nunca más, o por lo menos no en el sentido tradicional de la palabra , pues iré en busca de ellos.

Siempre con cariño, Ellie.


Hanna Miranda Verdugo
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