Beso
Martina Chávez, murió. Emprendió el viaje de la mariposa un viernes muy de mañana. Elevó alas y por la madrugada del sábado llegó a su santuario: Puerto San Carlos
Martina Chávez, murió. Emprendió el viaje de la mariposa un viernes muy de mañana. Elevó alas y por la madrugada del sábado llegó a su santuario: Puerto San Carlos
Martina Chávez, murió. Emprendió el viaje de la mariposa un viernes muy de mañana. Elevó alas y por la madrugada del sábado llegó a su santuario: Puerto San Carlos
Martina Chávez, murió. Emprendió el viaje de la mariposa un viernes muy de mañana. Elevó alas y por la madrugada del sábado llegó a su santuario: Puerto San Carlos
Lo que en esta ocasión nos tocaría vivir, como muchas otras cosas de la vida, sucedía de manera accidental. “Negritos del mismo arroz; como reza un popular dicho.
Vivíamos tiempos en que las licitaciones de obras públicas, pudiéramos decir que empezaron a ponerse de moda al convertirse en una norma legal, a cumplir, por las todas las dependencias de gobierno
Gozando de una maravillosa vista frente a las apacibles y transparentes aguas de la Bahía de la Paz y bajo el azul limpio de su cielo
Dos obras ocupaban nuestros esfuerzos profesionales; la construcción de sendas plantas de tratamiento de aguas residuales en las comunidades.
Definitivamente que fue una enorme experiencia, dentro de mi vida de constructor, esta magnífica obra que, desde el punto que fuese observada
Estas fueron las palabras del Ingeniero Ismael Medina Ibarra, mi compañero y patrón al inicio de la década de los noventas.
Alvarito fue un muchacho, compañero de trabajo, con quien nos tocaría la suerte de convivir, en la empresa constructora llamada Bufete Peninsular de la Paz