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Carlos Padilla - Autor

Patas Verdes

El señor Villareal, jefe del departamento de seguridad en la empresa minera ROFOMEX, en San Juan de la Costa, tenía una característica muy particular, tenía, como doble barriga, una, la normal de su abultado estómago, la otra, más abajo, como si fuese una hernia, pero de enormes proporciones. Esta apariencia en su físico le había abonado el apodo de “Patas Verdes”, haciendo alusión al célebre personaje de aquella serie televisiva de los 80’s denominada “Burbujas”.

El señor Villareal, era por demás, una persona muy dedicada al estricto cumplimiento de su trabajo, la rigidez, casi militar, con que emprendía sus tareas le había ganado un cierto coraje o enojo colectivo entre los obreros de la empresa.

En las instalaciones de la unidad minera, se habían colocado, en todas las áreas de trabajo, equipos de comunicación industrial abierta, en un circuito completo, es decir, alguien que buscara encontrar a una persona, abría el sonido y lo escuchaba todo el personal de la unidad, con ello se ahorrarían muchas hora-hombre. Solo tenía un defecto este sistema de comunicación, no se podía identificar quien llamaba y eso tendía causar confusiones y los bromistas estaban a la orden del día y ni a quien llamarle la atención.

En alguna ocasión, alguien bromista, hacía mal uso de esta tecnología de la comunicación y fingiendo la voz, dándole un tono muy agudo y chillante gritaba;

-¡Patas verdes marihuano!

Esto lo estuvo repitiendo en intervalos que iban entre uno o dos minutos entra cada grito.

-¡Patas verdes marihuano!

El grito se escuchaba cada vez mas chillante y desesperante, pero no existía la manera de identificar al responsable de tan vandálico evento. Por supuesto que el pobre señor Villareal lo estaba escuchando y la insistencia del fantasmagórico vándalo, lo transportó de la extrema calma que lo distinguía hasta un catatónico estado de histeria, de tal suerte que lo hizo perder el control, tomando el aparato de intercomunicación que tenía al alcance de su mano en un intento por parar aquel incómodo y desagradable momento.

-¡Maldito cobarde, estas cometiendo un atentado a las vías de comunicación y eso es un delito muy grave! ¡Identifícate, ten al menos el valor civil de dar la cara!

Por supuesto que en la gerencia también estaban escuchando esta comunicación. El gerente general tomo una de las bocinas y refiriéndose al señor Villareal dice;

-Señor Villareal, no haga de esto un conflicto mayor, no es esa la manera de resolver un asunto menor como este.

Ya no hubo respuesta de ninguna de las partes y transcurrieron varios minutos en un agobiante silencio.

Todo indicaba, por el momento, que el asunto era ya, cosa del pasado, sin embargo de improviso se escucha la voz sin dueño, ahora más delgada y chillante;

-¡Ya ves que si estás bien marihuano, Pinchi patas verdes!

De nuevo un sepulcral silencio, finalmente una vandálica carcajada.

Nunca más se volvió a repetir esta desagradable experiencia.

¡Pobre Patas Verdes!

La Paz, BCS a 19 de octubre de 2015.

 
 


Carlos Padilla Ramos
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