Dios te de fuerzas y bríos,
Pa” que rescates tus vacas,
De este prolongado estío
No te importe si están flacas,
Para ti es un desafío.
Tal vez este año iré a verte,
si así lo marca el destino,
Si me socorre la suerte,
volver a probar tu vino.
Si fuéramos pal” sauzal,
entrando por los potreros,
Y a los becerros matreros,
ponerles fierro y señal.
A la sombra de un cardón,
haremos una lumbrada,
Asaremos carne oreada,
en una vara ensartada,
Bien asada en el carbón.
Cuando la tarde pardea,
Debajo del palo brea,
Donde anida la chacuaca,
y se acurruca la churea.
Con taquitos de machaca,
y un buen café de talega,
Nos damos un atracón.
Que nos irrumpa la noche,
con su hervidero de estrellas,
De ellas haciende un derroche,
temblorosas centellean,
Aunque nadie me lo crea.
yo aseguro que esa noche,
Será la noche más bella.
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