Dos ballenas
Cuando los veía salir hacia la tienda, con ese morral donde tintineaban dos envases de ballenas, sabíamos que ella había llegado.
Eran sus nietos y se trasladaban hacia el abarrotes El Perico para adquirir el elixir que le permitió vivir el día a día, como ella quiso y morir, tal vez cuando ella quiso.