Korima PLACE

Victor Octavio Castro

En la ostionada

Allá por 1980, siendo muy joven, un día me invitaron a sacar ostiones al Conejo, conocía muy bien la zona pero nunca en mi vida había sacado ostiones, los había comido infinidad de veces pero de eso a sacarlos era otra cosa, se hizo la salida, muy jodida por cierto, íbamos en un pick up Chevrolet modelo 63 tipo apache, todo destartalado, sencillo, eso sí con buen motor y buenas llantas; años antes había recorrido la costa que va desde “La Aguja” pasando por el “Conejo”, “los Caracoles”, “Guadalupe” hasta los “troncones”, fisgando langostas en la mareas de noche de junio a septiembre, pero nunca ostiones; escaso “bastimento”, galletas saladas, salsa búfalo –en ese entonces no se conocía la salsa huichol–, limones, y par de refrescos de cola y café para colar, y párenle de contar.

El equipo estaba conformado por Jesús “Chuy” Castro Villalba, que trabajó muchos años en las salinas de la Isla San José y de San Evaristo y Miguel Ángel “Miguelito” Sepúlveda Cota, encargado de marcas y señales en el Ayuntamiento de La Paz y yo, un humilde inspector de parquímetros en el Ayuntamiento de La Paz, apenas estaban trazando lo que es hoy es el ejido Conquista Agraria y los únicos habitantes que había en la zona, en varios kilómetros a la redonda, eran don Fernando Cerecer, en el rancho de “Cedros” y Pilar “Pilarillo” Almaraz, que “parajeada” en “La Aguja” y en ocasiones en “La Ballena” pescando garropas, caguamas, tiburones y sacando langostas, todo estaba virgen, mucha y muy buena pesca y enormes bancos de ostiones en las zonas de pedregales casi a orilla del agua, yo no conocía al “Pilarillo” –lo conocí años después– pero el “Chuy” Castro si y decía, “allá esta “parajeado” Pilar, el hijo de mi compadre Guillermo” (Almaraz), divisándose en la orilla de la playa una ramada y tendidos de pescado al sol (secándose).

El “Chuy” forjado en la chingada, conocía muy bien no solo la zona sino cómo sacar los ostiones con una barra y una espátula desprendiéndolos hábilmente de las piedras en baja mar, llegamos a buena hora antes de que comenzara la marea baja, así que tuvimos tiempo suficiente para prepararnos para la ostionada que por cierto resulto ser muy buena, cinco costales (arpillas) sin contar los que nos comimos ese día, jamás en mi vida había comido ni he comido tantos ostiones como esa vez, en la piedra, asados en las brasas y preparados como sopa con verdura en la lumbre, no llevábamos nada para levantar el “paraje”, así que al modo ordinario nos “guarecimos” en la sombra del carro cayendo los rayos de sol como plomo, en el “Conejo” no había nadie, eventualmente “aparejaban” algunos pescadores sacando ostiones, más de las veces el lugar lucia solo, deshabitado. Y como siempre hay una primera vez, pague caro mi noviciado; me pegue un santo chingazo en la frente con la barra cuando, sin saber y al modo “trochi”, me columpie de la barra tratando de desprender una piedra de ostión, la barra se falseó, rebotó en la piedra y fue a pegarme en la frente, amén de varios “marrazos” que me di en las espinillas y en los dedos de la mano, eso sí valió la pena, con la pura hartada que nos dimos fue más que suficiente, años después volví a los ostiones un par de veces pero con menos suerte, ora sí que solo para comer.

En la tarde, de regreso, el “Chuy” mojó varias cobijas viejas que llevaba y tapó los costales (arpillas) y agarramos brecha “liebrando” con un rifle .22 de diez tiros, matamos varias liebres y varios conejos y un par de “chacuacas”, que era parte del plan, hoy recuerdo y lo digo con toda honestidad que en aquel entonces jamás me tocó ver venados, no se sí porque en ese entonces era “liebrero” y “chacuaquero” pero nunca me tocó ver, años después, justo en la misma zona me tocó tumbar varios “hijuelachingada” en la brecha, incluso sin bajarme del carro, nunca he podido explicarme el porqué de esta falla; hoy esa zona está muy “trajinada”, sobre explotada, ni sus luces como lucia hace 30 o cuarenta años, cuando estaba virgen todo, ahora que recorro, cosa que lo hago seguido, me vienen a la mente recuerdos que se agolpan en mi marchita pero lúcida mente de tiempos idos que no volverán, de un pasado que más que quieran borrarlo guarda imborrables recuerdos de la Baja California Sur que hemos perdido y seguimos perdiendo ante el sostenido avance de la “modernidad” y de la política que todo destruye a su paso. Que pasen un feliz día. ¡Qué tal!.

Para cualquier comentario, duda o comentario, diríjase a victoroctaviobcs@hotmail.com


Victor Octavio García Castro
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