Korima PLACE

Cuando un amigo se va -Omar Castro

Cuando un amigo se va…

Así reza una maravillosa canción de Alberto Cortés.

Cuando un amigo se va/se queda un árbol caído

Que ya no vuelve a brotar/porque el viento lo ha vencido…

Así despedimos a Jorge Antonio, recordando sus canciones, su desparpajo, riéndose de la vida y de sí mismo; recordando sus frases inolvidables como “Fiadón, hasta el malecón”, “Como quiera es plática” o “Ya dejé la actividad”.

La alegría que transmitió a sus alumnos, a sus hermanos, hijos y sobrinos, y a nosotros sus amigos. Un hombre de izquierda y un demócrata, teniendo la escuela de Víctor y de Miguel, y el apapacho de su hermana-madre, María Elena, su muy querida “Cuata”.

No cantaba mal las rancheras y era buen orador.

Sin embargo, una nube negra lo envolvió en los últimos años; el monstruo de mil cabezas lo quebró por dentro, como a muchas, como a muchos…

A pesar de ello, regresó, se levantó, volvió a caer, y esta vez para no levantarse jamás. Pero nunca, nunca, dejó de sonreír porque así era su naturaleza; generoso, atento, un alma buena, pues.

Intentó vencer una y otra vez al Minotauro, escapándose del laberinto, pero nunca tuvo la suficiente fuerza de Teseo para derrotarlo, y en la última batalla, escaseó la chispa vital quedando a merced del monstruo que terminó acabando con su vida.

Cuando un amigo se va/queda un tizón encendido

Que no se puede apagar/ni con las aguas de un río…

Decía José Martí: Los malagradecidos hablan de las manchas del Sol; los agradecidos hablan de su luz.

Hoy nos quedamos con el recuerdo de un hombre bueno, de su alegría aunque le arropara la nieve; de sus dichos, sus canciones, su verbo incendiario; nos quedamos con su amistad y con el dolor compartido, cuando un amigo se va…



Omar Castro Cota
Últimas entradas de Omar Castro Cota (ver todo)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *