Ante mi Padre.
Este 2020, que será un año imborrable en la historia y en el corazón de miles de familias por la pérdida de un ser querido por la pandemia Covid-19, me ha traído además de temor recuerdos de mi infancia en relación con la muerte.
Este 2020, que será un año imborrable en la historia y en el corazón de miles de familias por la pérdida de un ser querido por la pandemia Covid-19, me ha traído además de temor recuerdos de mi infancia en relación con la muerte.
Este 2020, que será un año imborrable en la historia y en el corazón de miles de familias por la pérdida de un ser querido por la pandemia Covid-19, me ha traído además de temor recuerdos de mi infancia en relación con la muerte.
A los 10 años comenzó mi locura por el futbol, ¡y cómo no perder la cordura al ver jugar a Pelé y a su Brasil de los 70!
Se acaba de ir el “Pirry” me dijo Roberto Gastélum Arce (qepd), aquel verano de principios de los 80. ¿Y ese quién es?, pregunté. Roberto, contestó: “el hijo del Moncho Cota, de ranchería, es un apasionado de la historia del Cachanía.
Al terminar el partido de futbol en el campo de ranchería, Antonino Arciniega me llamó y me dijo:“Pepito, si te dedicas a jugar y a no estar averiguando
Llegó por el mar como llegaron los fundadores de Santa Rosalía y sentó querencias en el puerto minero que lo acogió
Hermano: Te escribo la presente después de 50 años de que partiste con tu juventud a otro sendero donde sólo hay paz, gozo y vida eterna, como es en la casa del Padre Celestial.
Este 2020 no fue el año que imaginamos y difícil para muchas familias que perdieron a un ser querido que partió a mejores senderos.
A los 10 años mi territorio eran las calles 11, 10, 9 y 8, ahí en las esquinas estaban los espacios para los juegos de la infancia.
Cuando el amanecer terminó de imponerse con su luz en el Mar de Cortés parecía que el agua se había congelado.